Mi Perro Tiembla

¿Por qué mi perro tiembla? Causas, señales de alarma y cuándo ir al veterinario

¿Por qué mi perro tiembla? Guía honesta para no entrar en pánico

Si estás aquí es porque, probablemente, estás mirando a tu perro temblar y no sabes si preocuparte o no. No eres la única persona: se estima que 1 de cada 3 consultas de urgencia veterinaria en perros incluye, en algún momento, la frase: “mi perro tiembla y no sé qué le pasa”.

La realidad es que no siempre que un perro tiembla es algo grave… pero a veces sí lo es. Y diferenciarlo, desde casa, puede dar bastante miedo. Vamos a desmontarlo contigo, paso a paso, con un lenguaje claro y sin alarmismos, pero sin quitarle hierro cuando no toca.

Primero: ¿es siempre malo que un perro tiemble?

No. Igual que nosotros podemos tiritar de frío o de nervios antes de un examen, los perros también tiemblan por motivos totalmente normales. El truco está en fijarse en el contexto:

  • ¿Desde cuándo tiembla? ¿Es algo puntual o lo hace a menudo?
  • ¿Qué estaba pasando justo antes? ¿Frío, ruido, emoción, comida…?
  • ¿Hay otros síntomas? Vómitos, diarrea, cojea, jadea mucho, está raro…

En función de eso, podemos separar las causas en dos grandes grupos: temblores “normales” o adaptativos y temblores que son señal de que algo no va bien.

Causas frecuentes de que tu perro tiemble (y no siempre son graves)

1. Tu perro tiembla por frío

Parece obvio, pero se nos olvida. Muchos perros pasan frío, sobre todo:

  • Razas pequeñas (chihuahua, yorkshire, pinscher…)
  • Perros de pelo muy corto
  • Perros mayores y muy delgados

Si tiembla sobre todo en la calle, con mal tiempo, o al salir de la cama o del baño, es muy probable que sea por eso.

Qué puedes hacer:

  • Usar abrigos o sudaderas en invierno si es friolero.
  • Evitar estancias frías y corrientes de aire.
  • Ofrecerle una cama mullida, alejada del suelo y de puertas.

2. Temblores por emoción o nervios

Hay perros que son un puro cable pelado. Se excitan tanto que el cuerpo les “vibra”. Puede pasar:

  • Cuando llegas a casa.
  • Antes de salir a pasear.
  • En juegos muy intensos.

En estos casos, el perro suele estar contento, activo, con ojos brillantes y cola en alto o moviéndose. No parece enfermo.

Qué puedes hacer: trabajar la gestión de la emoción (rutinas calmadas, paseos de olfato, evitar sobreexcitarle con saludos muy intensos) y, si te supera, pedir ayuda a un educador canino.

3. Miedo, estrés o ansiedad

Aquí el temblor cambia de tono. El perro puede:

  • Encogerse o intentar esconderse.
  • Jadear aunque no haga calor.
  • Bostezar, lamerse el hocico, orejas hacia atrás.

Suele pasar con petardos, tormentas, visitas al veterinario o quedarse solo. No es algo “teatral”, el perro lo pasa realmente mal.

Qué puedes hacer:

  • Ofrecerle un refugio seguro (transportín abierto, cama en un rincón tranquilo).
  • No obligarle a “aguantar” la situación de miedo.
  • Consultar con un etólogo o educador si el miedo es frecuente o intenso.

¿Cuándo es preocupante que mi perro tiemble?

Aquí viene la parte importante. Hay temblores que pueden indicar dolor, enfermedad o incluso una urgencia. No siempre, pero no conviene jugársela.

1. Temblores y dolor

Un perro con dolor puede temblar, sobre todo si es algo agudo: una lesión, un golpe, un cólico… Algunas pistas:

  • Se queja al moverse o al tocarle en alguna zona.
  • Está encorvado, rígido o camina raro.
  • No quiere subir escaleras o al coche.

En razas pequeñas, por ejemplo, es típico ver temblores por dolor de espalda o problemas de rótula.

Qué hacer: no darle medicamentos humanos por tu cuenta. Pedir cita veterinaria cuanto antes para localizar el origen del dolor.

2. Temblores, vómitos o diarrea: ojo al aparato digestivo

Si además del temblor tu perro presenta:

  • Vómitos o diarrea.
  • Abdomen duro o muy sensible.
  • Decaimiento, se esconde, no quiere comer.

Podríamos estar ante un problema digestivo serio: desde una simple gastroenteritis hasta algo más grave, como una torsión de estómago o una intoxicación.

Aquí la alimentación juega un papel clave. Perros con estómagos delicados o con alergias alimentarias pueden tener más episodios de dolor, gases, inflamación… y temblores asociados.

Señales de alarma para ir de urgencias:

  • Tembla + no puede tenerse en pie.
  • Tembla + abdomen muy hinchado o duro.
  • Tembla + vómitos continuos o con sangre.

3. Temblores y problemas neurológicos

Algunas enfermedades que afectan al sistema nervioso provocan temblores, convulsiones o movimientos descoordinados. No son tan frecuentes como el frío o el miedo, pero son importantes.

Busca ayuda veterinaria urgente si ves:

  • Convulsiones (cae al suelo, se pone rígido, patea, babea).
  • Desorientación, choques contra muebles.
  • Cabeza ladeada, pérdida de equilibrio, giros en círculo.

4. Hipoglucemia y otros problemas metabólicos

En perros muy pequeños o en perros que comen mal, una bajada de azúcar en sangre (hipoglucemia) puede causar temblores, debilidad y apatía. También trastornos hormonales (como problemas de tiroides o de las glándulas suprarrenales) pueden manifestarse con temblores.

En estos casos, la nutrición diaria y la calidad del alimento son parte del tratamiento y de la prevención.

La alimentación: una pieza olvidada cuando tu perro tiembla

Cuando pensamos en temblores, solemos ir directos al miedo o al dolor, pero hay algo que a menudo se pasa por alto: lo que come tu perro cada día.

Una dieta inadecuada puede aumentar:

  • La inflamación intestinal, con episodios de dolor, gases y malestar.
  • Los riesgos de alergias o intolerancias, que se manifiestan con picores, otitis y, sí, también con nerviosismo y estrés por el malestar constante.
  • La sensación de baja energía, debilidad o falta de tono muscular.

Por eso, en perros sensibles, muchas veces el cambio de dieta es un punto de inflexión.

Recomendación experta: un pienso hipoalergénico y sin cereales para perros sensibles

En consulta, cuando nos encontramos con perros que tiemblan a menudo por malestar digestivo, alergias o piel sensible, una de las primeras medidas es ajustar su alimentación a una dieta más limpia y fácil de tolerar.

Un ejemplo alineado con ese enfoque es Bacdog Hipoalergénico Elite, un alimento superpremium hipoalergénico formulado sin cereales ni gluten, pensado específicamente para perros con sensibilidades digestivas o de piel.

Sus características clave lo hacen especialmente interesante para este tipo de casos:

  • Más del 70 % de proteína de origen animal, lo que ayuda a mantener una buena masa muscular y un nivel de energía más estable.
  • Salmón fresco, salmón deshidratado y atún deshidratado como fuentes principales de proteína, muy digestibles y con un perfil de ácidos grasos beneficioso para la piel y el pelo.
  • Copos de patata como fuente de hidratos suave para el intestino.
  • Aceite de salmón, que aporta omega 3, ayudando a modular la inflamación y mejorando confort cutáneo y digestivo.

Todo ello, además, libre de cereales y gluten, sin conservantes ni colorantes artificiales y sin ingredientes modificados genéticamente. ¿El resultado? Un alimento que:

  • Disminuye los problemas gastrointestinales en perros con digestión delicada.
  • Limita los riesgos de alergias alimentarias al reducir ingredientes problemáticos.
  • Aumenta el nivel de energía de forma sostenida, sin picos bruscos.

Por perfil, es una opción muy adecuada para perros adultos con piel o digestión sensibles que requieren una dieta sin cereales. No va a “curar” por sí solo un problema médico de base, pero sí puede marcar una gran diferencia en su bienestar diario, y eso se acaba notando en su comportamiento, su nivel de actividad… e incluso en cómo afronta situaciones de estrés.

Errores comunes cuando tu perro tiembla

  • Esperar demasiado “a ver si se le pasa” cuando hay otros síntomas (vómitos, diarrea, dolor, apatía).
  • Dar medicación humana (ibuprofeno, paracetamol, etc.). Puede ser muy peligroso.
  • Regañarle por temblar, como si fuera un capricho o una manía.
  • Cambiar de comida continuamente sin criterio, generando más inestabilidad digestiva.
  • Ignorar la parte emocional: miedo, ansiedad por separación, fobias a ruidos.

Consejos prácticos si tu perro tiembla

  • Observa y, si puedes, graba en vídeo cuándo y cómo tiembla para enseñárselo a tu veterinario.
  • Anota si coincide con comidas, paseos, visitas, ruidos o cambios en la rutina.
  • Revisa su dieta: tipo de pienso, premios, sobras de mesa, cambios recientes.
  • Si sospechas frío, abrígale y ofrece un lugar cálido. Si mejora, ya tienes una pista.
  • Si ves dolor, vómitos, diarrea, desorientación o convulsiones, acude a urgencias.

Conclusión: conocerle bien es tu mejor herramienta

Que tu perro tiemble no es, por sí solo, una sentencia de nada. Puede ser tan simple como que es friolero… o la única forma que tiene de decirte que algo no va bien. Tu observación, tu intuición y una buena información marcan la diferencia.

Cuidar su salud emocional, revisar su nutrición diaria y no dudar en acudir al veterinario cuando algo no encaja es la mejor forma de protegerle. Al final, nadie conoce a tu perro como tú.

Y ahora, te toca a ti: ¿en qué situaciones notas más que tu perro tiembla y qué patrones has observado hasta ahora?

Volver ao blog